jueves, 29 de noviembre de 2012

ASTEROIDES


¿QUÉ ES UN ASTEROIDE?
Un asteroide es un cuerpo rocoso, carbonáceo o metálico más pequeño que un planeta y mayor que un meteoroide, que orbita alrededor del Sol en una órbita inferior a la de Neptuno.
Vistos desde la Tierra, los asteroides tienen aspecto de estrellas, de ahí su nombre, que les fue dado por John Herschel poco después de que los primeros fueran descubiertos. Hasta el 24 de marzo de 2006 a los asteroides también se los llamaba planetoides o planetas menores, pero esta definición ha caído en desuso.
La mayoría de los asteroides de nuestro Sistema Solar poseen órbitas semiestables entre Marte y Júpiter, conformando el llamado cinturón de asteroides, pero algunos son desviados a órbitas que cruzan las de los planetas mayores.


¿CUÁL ES EL NOMBRE DE LOS ASTEROIDES CERCANOS A LA TIERRA?

Los asteroides cercanos a la Tierra (ACT) son asteroides cuyas órbitas son cercanas a la terrestre. Algunas de estas órbitas suponen un peligro de colisión. Por otra parte, los ACT son más fácilmente observables desde naves espaciales que desde la Tierra misma.
Algunos ACT con una órbita altamente excéntrica son probablemente cometas extintos que han perdido sus constituyentes volátiles. De hecho unos cuantos ACT mantienen una cola imperceptible de su pasado cometario. Estos probablemente se han desprendido del Cinturón de Kuiper, un depósito de cometas residentes en cercanía a la órbita de Neptuno. El resto de los ACT parecen ser verdaderos asteroides, desviados del cinturón de asteroides por interacciones gravitacionales con Júpiter o por colisiones entre ellos mismos.
Hay tres familias de ACT:
Los asteroides Atón, caracterizados por tener un rango de órbita radial cercano a una UA (UA, la distancia de la Tierra al Sol).
Los asteroides Apolo, con un rango de órbita radial más grande que el de la Tierra.
Los asteroides Amor, con un rango orbital radial entre la órbita de Marte y la de la Tierra. Los objetos que integran este tipo frecuentemente cruzan la órbita de Marte, pero no la de la Tierra. Las dos lunas de Marte, Fobos y Deimos quizás alguna vez fueron asteroides del tipo Amor que fueron capturados por el planeta rojo.

¿EN QUÉ CONSISTE LA TEORÍA DEL CINTURÓN DE ASTEROIDES?

Los asteroides del cinturón se formaron, según una teoría, a partir de la destrucción de un planeta, un pequeño planeta. Habría que juntar 2.500 veces los asteroides conocidos para tener la masa de la Tierra.
Según otra teoría, un grupo de unos 50 asteroides se formaron con el resto del Sistema Solar. Después, las colisiones los han ido fragmentando.
Dentro del cinturón hay lagunas, zonas donde no gira ningún asteroide, a causa de la influencia de Júpiter, el planeta gigante más cercano.


¿QUÉ SIGNIFICA PHA?
POTENCIALLY HAZARDOUS ASTEROIDS-ASTEROIDE POTENCIALMENTE PELIGROSO
En astronomía, se denomina asteroide potencialmente peligroso o PHA (por las siglas de su nombre inglés potentially hazardous asteroid) a los objetos próximos a la Tierra (tanto cometas como asteroides) cuya distancia mínima de intersección orbital con la terrestre es de 0'05 UA o menor, con una magnitud absoluta de 22'0 o más brillante. Se considera que estos objetos entrañan riesgo cierto de colisionar con la Tierra causando daños que pueden oscilar entre pequeñas destrucciones locales y grandes extinciones.


COMETAS

¿QUÉ SON LOS COMETAS?
Los cometas son cuerpos celestes constituidos por hielo y rocas que orbitan alrededor del Sol siguiendo diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas. Los cometas, junto con los asteroides, planetas y satélites, forman parte del Sistema Solar. La mayoría de estos cuerpos celestes describen órbitas elípticas de gran excentricidad, lo que produce su acercamiento al Sol con un período considerable.

A diferencia de los asteroides, los cometas son cuerpos sólidos compuestos de materiales que se subliman en las cercanías del Sol. A gran distancia (a partir de 5-10 UA) desarrollan una atmósfera que envuelve al núcleo, llamada coma o cabellera. Esta coma está formada por gas y polvo. Conforme el cometa se acerca al Sol, el viento solar azota la coma y se genera la cola característica. La cola está formada por polvo y el gas de la coma ionizado.



COMETA HALLEY

El cometa Halley, oficialmente denominado 1P/Halley, es un cometa grande y brillante que orbita alrededor del Sol cada 75-76 años en promedio, aunque su período orbital puede oscilar entre 74 y 79 años. Es uno de los mejor conocidos y más brillantes cometas de "periodo corto" del cinturón de Kuiper. Halley es el único de período corto que es visible a simple vista desde la Tierra, y también el único cometa a simple vista que quizás aparece dos veces en una vida humana, por lo que del mismo existen muchas referencias de sus apariciones, siendo el mejor documentado.
El regreso del Halley al interior del Sistema Solar fue observado y grabado por astrónomos desde por lo menos el año 240 a. e. c. Claros documentos de las apariciones del cometa fueron hechas por los cronistas chinos, babilónicos y los europeos medievales, pero no fueron reconocidas como reapariciones del mismo objeto en ese entonces. El período orbital del cometa fue determinado por primera vez en 1705 por el astrónomo inglés Edmond Halley, ahora nombre designado para el astro. Se le observó por última vez en el año 1986 en las cercanías de la órbita de la Tierra, y su próxima aparición ocurrirá a mediados de 2061.



PLANETAS GIGANTES: GASEOSOS Y HELADOS

LOS PLANETAS GIGANTES

Los planetas ligeros o gigantes se localizan en la parte externa del Sistema Solar. Son planetas constituidos básicamente por hidrógeno, metano y helio, y que además no tienen superficie sólida como en los planetas terrestres . En este caso es posible encontrarlos en distintos lugares del Universo.
Tienen importantes actividades meteorológicas y procesos de tipo gravitacional, con un pequeño núcleo y una gran masa de gas en convección permanente.
Se dividen en dos grandes tipos:

-Un gigante gaseoso es un planeta gigante que no está compuesto mayoritariamente de roca u otra materia sólida sino de fluidos; aunque dichos planetas pueden tener un núcleo rocoso o metálico. Se cree que tal núcleo es probablemente necesario para que un gigante gaseoso se forme, pero la mayoría de su masa es en forma de gas, o gas comprimido en estado líquido.
A diferencia de los planetas rocosos, los gigantes gaseosos no tienen una superficie bien definida. Son Júpiter y Saturno, y también se les denomina “planetas jovianos”.

-En cambio, Urano y Neptuno pertenecen a una subclase separada de planetas gigantes: gigantes helados, que, debido a su estructura, principalmente constituida por hielo, roca y gas, también se les denomina “planetas uranios”. Se diferencian de gigantes gaseosos «tradicionales», como Júpiter y Saturno, porque su proporción de hidrógeno y de helio es mucho más baja, principalmente por su mayor distancia al Sol.



LA ATMÓSFERA DE LOS GIGANTES GASEOSOS

Júpiter y Saturno no tienen una superficie sólida. Son enormes bolas de gas y líquido con una composición muy similar a la del Sol que giran sobre sí mismas a gran velocidad. No en vano, a Júpiter y Saturno se les llama ‘gigantes gaseosos’ por algo (aunque realmente deberían ser ‘gigantes líquidos’, ya que la mayor parte de su interior está en forma líquida o metálica).
La atmósfera superior de los dos planetas está dominada por un llamativo conjunto de bandas y cinturones nubosos que nada tiene que ver con los patrones climáticos de nuestro planeta. ¿A qué se debe esta diferencia? La radiación solar. Efectivamente, en la Tierra el astro rey es el causante de la circulación atmosférica. La gran diferencia de temperaturas entre las regiones tropicales y los polos es el factor principal que rige nuestra atmósfera. Este gradiente de energía provoca la creación de células de convección de Hadley cerca del ecuador y además las montañas y cordilleras se encargan de bloquear los vientos, creando patrones climáticos locales muy característicos.
¿Y qué pasa en Júpiter y Saturno? En este caso, el factor principal es el calor interno. De hecho, la diferencia de temperaturas entre el ecuador y los polos es prácticamente nula, pero para comprender el clima de estos planetas debemos saber primero cómo es su interior. Júpiter y Saturno están formados principalmente por hidrógeno y algo de helio (un 15%), más o menos igual que el Sol. A medida que nos adentramos en el interior de uno de estos mundos, la temperatura aumenta y la atmósfera se va haciendo más densa hasta que el hidrógeno se vuelve líquido. Si seguimos descendiendo el hidrógeno líquido se convierte en hidrógeno metálico.
Precisamente, es esta capa de hidrógeno metálico la causante del los potentes campos magnéticos que rodean a estos planetas. De hecho, si pudiéramos ver a simple vista la magnetosfera de Júpiter, ocuparía un tamaño en el cielo similar al de la Luna llena. Por algo se dice que es el ‘objeto’ más grande del Sistema Solar -después del Sol, obviamente-. ¿Y qué hay en el centro de estos planetas? Nadie lo sabe.

Pero volvamos a la atmósfera superior. Todo el clima de estos planetas tiene lugar en esta capa, que apenas constituye un 1% del conjunto de la atmósfera. Lo primero que nos llama la atención es el patrón de franjas nubosas de estos planetas, mucho más marcado en el caso de Júpiter, pero también visible en Saturno. Las bandas oscuras se conocen como ‘cinturones’, mientras que las claras se denominan ‘zonas’. Las zonas son por lo general masas de aire frío descendentes -recuerda que el ‘aire’ en Júpiter y Saturno es principalmente hidrógeno-, mientras que los cinturones son masas ascendentes. Los vientos de las zonas y cinturones soplan a una velocidad casi constante en la misma dirección, pero a veces en sentidos contrarios entre sí. En Júpiter los vientos pueden alcanzar los 350 km/h, pero Saturno le gana por goleada en este aspecto, con vientos que llegan a los 1800 km/h. Como resultado, la velocidad relativa entre los vientos de zonas y cinturones puede superar los 500 km/h en Júpiter.

El calor interno de los planetas es el que gobierna los vientos y la formación de estructuras en Júpiter y Saturno. ¿Pero de dónde proviene este calor? Uno de los misterios de los gigantes gaseosos es la relativa ausencia de helio en la atmósfera exterior. No obstante, sabemos que el helio forma el 15% de estos mundos. Se cree que el helio, al ser más denso que el hidrógeno, se condensa en la capa de hidrógeno metálico formando enormes gotas que se precipitan hacia el núcleo del planeta, liberando calor en el proceso. Esta lluvia de helio en un mar de hidrógeno metálico es la principal fuente de energía interna de los gigantes gaseosos, a la que debemos añadir el calor residual de formación de ambos planetas.

Pero el calor interno no explica por si solo la estructura en bandas de la atmósfera. La rapidísima rotación es otro factor a tener en cuenta. Júpiter y Saturno tienen un periodo de rotación muy similar, de unas diez horas, lo que provoca un abultamiento ecuatorial visible a simple vista. La famosa expresión ‘la Tierra está achatada por los polos’ se queda corta a la hora de describir lo que ocurre en estos planetas. Esta elevada velocidad de rotación determina también la estabilidad de bandas y cinturones. En la Tierra las tormentas vienen y van en cuestión de horas o días. En Júpiter y Saturno las grandes estructuras nubosas pueden durar fácilmente décadas o siglos. La enorme escala temporal de la atmósfera de Júpiter y Saturno es otra de las diferencias con la atmósfera terrestre.
Por contra, las pequeñas estructuras tienen una vida mucho menor. Las tormentas o remolinos que aparecen en los bordes de las franjas pueden aparecer y desaparecer en cuestión de pocos días, como en la Tierra. Curiosamente, se cree que son estas turbulencias las que generan los vientos zonales y no al revés. Es decir, no es que los fuertes vientos generen remolinos y ciclones, sino todo lo contrario.


Por otro lado, debemos tener cuidado a la hora de exagerar la magnitud del calor interno de los planetas gigantes. Sí, estamos hablando de muchísima energía en términos absolutos, pero la superficie irradiada también lo es. Por eso la potencia generada por esta fuente de calor, aunque superior a la solar, es de apenas unos cuantos vatios por metro cuadrado, mientras que la irradiación del Sol sobre la Tierra es de unos cien vatios por metro cuadrado. No obstante, en el caso de Saturno la mayor inclinación de su eje de rotación (27º frente a los 3º del eje de Júpiter) provoca cambios en la atmósfera de naturaleza estacional, por lo que, a pesar de no ser el factor más importante, la luz del Sol sí que influye en los gigantes gaseosos, o al menos en Saturno.


COMPOSICIÓN DE LOS GIGANTES HELADOS

Los planetas gigantes helados tienen una gran cantidad de volátiles atrapados en forma de hielo, como agua, metano y amoniaco alrededor de un núcleo de elementos pesados capaz de retener una atmósfera de hidrógeno-helio que normalmente llega a ser el 10% de la masa total del planeta. La mínima masa de estos planetas es de unas 10 masas terrestres, necesarias para atrapar una atmósfera como la descrita. En el Sistema Solar, planetas de este tipo serían Urano y Neptuno con masas entre 14 y 17 veces la de la Tierra.

Las capas atmosféricas son muy brumosas, con una pequeña cantidad de metano, que les aporta sus característicos colores aguamarina y azul ultramar, respectivamente. En ambos existen campos magnéticos fuertemente inclinados con respecto a sus ejes de rotación. A diferencia de los otros gigantes gaseosos, en Urano la inclinación axial es muy elevada, lo cual provoca que sus estaciones tiendan a ser sumamente extremosas.
En los dos planetas ocurren otras diferencias sutiles, pero importantes. A pesar de que, en general, Urano es menos masivo que Neptuno, contiene más hidrógeno y helio. Neptuno es por lo tanto más denso y preserva mucho más calor interno y un ambiente más activo.

URANO: es el séptimo planeta del Sistema Solar, el tercero en cuanto a mayor tamaño, y el cuarto más masivo. Posee la atmósfera planetaria más fría del Sistema Solar, con una temperatura mínima de -224 °C. Asimismo, tiene una estructura de nubes muy compleja, acomodada por niveles, donde se cree que las nubes más bajas están compuestas de agua y las más altas de metano. En contraste, el interior de Urano se encuentra compuesto principalmente de hielo y roca.
Urano tiene un sistema de anillos, una magnetosfera, y satélites numerosos. El sistema de Urano tiene una configuración única respecto a los otros planetas puesto que su eje de rotación está muy tumbado, casi hasta su plan de revolución alrededor del Sol. Por lo tanto, sus polos norte y sur se encuentran en donde la mayoría de los otros planetas tienen el ecuador. En 1986, las imágenes del Voyager 2 mostraron a Urano como un planeta sin ninguna característica especial de luz visible e incluso sin bandas de nubes o tormentas asociadas con los otros gigantes. Sin embargo, los observadores terrestres han visto señales de cambios de estación y un aumento de la actividad meteorológica en los últimos años a medida que Urano se acerca a su equinoccio. Las velocidades del viento en Urano pueden llegar o incluso sobrepasar los 250 metros por segundo (900 km/h).


NEPTUNO: es el octavo planeta en distancia respecto al Sol y el más lejano del Sistema Solar. Forma parte de los denominados planetas exteriores o gigantes gaseosos, y es el primero que fue descubierto gracias a predicciones matemáticas. Su nombre fue puesto en honor al dios romano del mar —Neptuno—, y es el cuarto planeta en diámetro y el tercero más grande en masa. Su masa es 17 veces la de la Tierra y ligeramente más masivo que su planeta «gemelo» Urano, que tiene 15 masas terrestres y no es tan denso. En promedio, Neptuno orbita el Sol a una distancia de 30,1 UA. Su símbolo astronómico es ♆, una versión estilizada del tridente del dios Neptuno.
Tras el descubrimiento de Urano, se observó que las órbitas de Urano, Saturno y Júpiter no se comportaban tal como predecían las leyes de Kepler y de Newton.Adams y Le Verrier, de forma independiente, calcularon la posición de un hipotético planeta, Neptuno, que finalmente fue encontrado por Galle, el 23 de septiembre de 1846, a menos de un grado de la posición calculada por Le Verrier. Más tarde se advirtió que Galileo ya había observado Neptuno en 1611, pero lo había confundido con una estrella.
Neptuno es un planeta dinámico, con manchas que recuerdan las tempestades de Júpiter. La más grande, la Gran Mancha Oscura, tenía un tamaño similar al de la Tierra, pero en 1994 desapareció y se ha formado otra. Los vientos más fuertes de cualquier planeta del Sistema Solar se encuentran en Neptuno.
Neptuno es un planeta azulado muy similar a Urano, es ligeramente más pequeño que éste, pero más denso.

jueves, 6 de septiembre de 2012

DESCUBRIMIENTO DE NEPTUNO



Durante el siglo 19, las observaciones de las posiciones de Urano se notaban en discrepancia con las efemérides predichas. Dos matemáticos, un Francés, Urbain Leverrier, y un Inglés, John Couch Adams, analizaron estas pequeñas desviaciones de las posiciones predichas asumiendo que eran debidas a la atracción gravitacional de otro, desconocido, planeta. Adams y Leverrier trabajaron independientemente, y ambos predijeron la presencia de un nuevo planeta, en substancialmente el mismo lugar en el cielo.
Leverrier tuvo la buena fortuna de comunicar sus predicciones a Johann Galle en Berlín, quién buscó y encontró a Neptuno en 1846. Adams había intentado interesar al Astrónomo Real, Airy, en sus cálculos, pero, debido a un choque de personalidades, Airy no consideró importante el trabajo de Adams. Él sugirió que Adams debería pedir a Challis, en Cambridge, emprender una búsqueda. Challis utilizó el telescopio Northumberland, que está todavía en Cambridge, para buscar el nuevo planeta. De hecho, Challis observó a Neptuno, pero, como estaba comprometido en una búsqueda sistemática en una gran área del cielo, y buscaba cambios en la posición de alguno de los objetos que había registrado, no notó el hecho de que uno de los objetos más brillantes en el campo de búsqueda mostraba un pequeño disco, y era de hecho Neptuno.
Inicialmente a Leverrier se le dio el crédito por la predicción, y sólo fue algunos años más tarde cuando Adams recibió el crédito conjunto por el primer descubrimiento predicho de un nuevo planeta en el Sistema Solar.

TELESCOPIO DE GALILEO: IMPORTANCIA Y BENEFICIOS


IMPORTANCIA PARA EL ESTUDIO DE LOS ASTROS LA UTILIZACIÓN DEL TELESCOPIO
La importancia del telescopio de Galileo se basa en que gracias a su utilización se descubrió que: el Sol, considerado hasta entonces símbolo de perfección, tenía manchas. La Luna tenía una superficie irregular con valles y montañas. Saturno tenía unos apéndices extraños, etc. Pero sus observaciones más trascendentales fueron las que realizó de Júpiter. Demostró que este planeta estaba rodeado de lunas y era similar a un mini-sistema solar, lo que constituyó un poderoso argumento en favor del universo copernicano.


BENEFICIOS DEL TELESCOPIO: PRUEBAS QUE VALIDAN LA TEORÍA HELIOCÉNTRICA.
En mayo de 1609, Galileo recibe de París una carta del francés Jacques Badovere, uno de sus antiguos alumnos, quien le confirma un rumor insistente: la existencia de un telescopio que permite ver los objetos lejanos.Fabricado en Holanda, este telescopio habría permitido ya ver estrellas invisibles a simple vista. Con esta única descripción, Galileo construye su primer telescopio. Al contrario que el telescopio holandés, éste no deforma los objetos y los aumenta 6 veces, o sea el doble que su oponente. También es el único de la época que consigue obtener una imagen derecha gracias a la utilización de una lente divergente en el ocular.Este invento marca un giro en la vida de Galileo.
El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio (aumenta ocho o nueve veces), lo presenta al Senado de Venecia. Los espectadores quedan entusiasmados: ante sus ojos, Murano, situado a 2 km y medio, parece estar a 300 m solamente.
Galileo ofrece su instrumento y lega los derechos a la República de Venecia, muy interesada por las aplicaciones militares del objeto.
Tiempo después, Galileo continuó desarrollando su telescopio. Fabrica un instrumento que aumenta veinte veces. Emplea tiempo para volver su telescopio hacia el cielo. Rápidamente, observando las fases de la Luna, descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría aristotélica. La física aristotélica, que poseía autoridad en esa época, distinguía dos mundos:
  • El mundo «sublunar», que comprende la Tierra y todo lo que se encuentra entre la Tierra y la Luna; en este mundo todo es imperfecto y cambiante;
  • El mundo «supralunar», que comienza en la Luna y se extiende más allá. En esta zona, no existen más que formas geométricas perfectas (esferas) y movimientos regulares inmutables (circulares).

Galileo, por su parte, observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el terminador, que no era para nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la teoría aristotélica y afirma la existencia de montañas en la Luna. Galileo incluso estima su altura en 7000 metros, más que la montaña más alta conocida en la época.

Estos fueron sólo unos de los primeros aportes que Galileo logró gracias al perfeccionamiento del telescopio. Cabe destacar que el mismo permitió grandes descubrimientos a lo largo de la historia, y contribuyó de una manera muy importante al estudio de los astros en la época.

En relación a su defensa de la Teoría heliocéntrica, Galileo siempre se basó en datos extraídos de observaciones experimentales que demostraban la validez de sus argumentos. Las pruebas de carácter experimental, publicadas por él mismo de su argumentación son las siguientes:


  • MONTAÑAS EN LA LUNA: Fue el primer descubrimiento de Galileo con ayuda del telescopio. Con él refuta la tesis aristotélica de que los cielos son perfectos, y en particular la Luna una esfera lisa e inmutable. Frente a eso, Galileo presenta numerosos dibujos de sus observaciones, e incluso estimaciones de la altura de montañas, si bien errados por realizar estimaciones incorrectas de la distancia de la Luna.
  • NUEVAS ESTRELLAS: Fue el segundo descubrimiento de Galileo. Observó que el número de estrellas visibles con el telescopio se duplicaba. Además, no aumentaban de tamaño, cosa que sí ocurría con los planetas, el Sol y la Luna. Esta imposibilidad de aumentar el tamaño era una prueba de la hipótesis de Copérnico sobre la existencia de un enorme hueco entre Saturno y las estrellas fijas.
  • SATÉLITES DE JÚPITERProbablemente el descubrimiento más famoso de Galileo. Lo realizó el 7 de enero de 1610, y provocó una conmoción en toda Europa. Cristóbal Clavio, astrónomo del Colegio Romano de los jesuitas, afirmó: “Todo el sistema de los cielos ha quedado destruido y debe arreglarse”. Era una importante prueba de que no todos los cuerpos celestes giraban en torno a La Tierra, pues ahí había cuatro planetas (en la concepción de planetas que entonces se concebía, que incluía la Luna y el Sol) que lo hacían en torno a Júpiter.
  • MANCHAS SOLARES (PRIMERA PRUEBA):  Otro descubrimiento que refutaba la perfección de los cielos fue la observación de manchas en el Sol que tuvo lugar a finales de 1610 en Roma, si bien demoró su publicación hasta 1612. El jesuita Cristopher Shcneider, bajo el pseudónimo de Padre Apelles, se atribuye su descubrimiento e inicia una agria polémica argumentando que son planetoides que están entre el Sol y la Tierra. Por el contrario, Galileo demuestra, con la ayuda de la teoría matemática de los versenos, que están en la superficie del Sol. Además, hace otro importante descubrimiento al mostrar que el Sol está en rotación, lo que sugiere que también la Tierra podría estarlo.

  • LAS FASES DE VENUS: Esta prueba es un magnífico ejemplo de aplicación del método científico, que Galileo usó por primera vez. La observación la hizo en 1610, aunque demoró su publicación hasta El Ensayador, aparecido en 1623, si bien para asegurar su autoría hizo circular un criptograma, anunciándolo de forma cifrada. Observó las fases, junto a una variación de tamaño, que son sólo compatibles con el hecho de que Venus gire alrededor del Sol, ya que presenta su menor tamaño cuando se encuentra en fase llena y el mayor, cuando se encuentra en la nueva; es decir, cuando está entre el Sol y la Tierra. Esta prueba refuta completamente el sistema de Ptolomeo, que se volvió insostenible. A los jesuitas del Colegio Romano sólo les quedaba la opción de aceptar el sistema copernicano o buscar otra alternativa, lo que hicieron refugiándose en el sistema de Tycho Brahe, dándole una aceptación que hasta entonces nunca había tenido.

  • ARGUMENTO DE MAREAS: Es un argumento brillante y propio del genio de Galileo, sin embargo, es el único de los que presenta que estaba equivocado. Según Galileo, la rotación de la Tierra, al moverse ésta en su traslación alrededor del Sol, hace que los puntos situados en la superficie de la Tierra sufran aceleraciones y desaceleraciones cada 12 horas, que serían las causantes de las mareas. En esencia, el argumento es correcto, y esta fuerza existe en realidad, si bien su intensidad es muchísimo menor que la que Galileo calcula, y no es la causa de las mareas. El error proviene del desconocimiento de datos importantes como la distancia al Sol y la velocidad de la Tierra. Si bien estaba equivocado, Galileo desacreditó completamente la teoría del origen lunar de estas fuerzas por falta de explicación de su naturaleza, y del problema de explicación de la marea alta cuando la Luna está en sentido contrario, pues alega que la fuerza sería atractiva y repulsiva a la vez. Sería necesario esperar hasta Newton para resolver este problema, explicando el origen de la fuerza. Pero, aún equivocada, situada en su contexto, la tesis de Galileo presentaba menos problemas y era más plausible en su explicación de las mareas.

  • MANCHAS SOLARES (SEGUNDA PRUEBA): Nuevamente, Galileo retoma el argumento de las manchas solares, convirtiéndolo en un poderoso argumento contra el sistema de Tycho Brahe, el único refugio que quedaba a los geocentristas. Galileo presenta la observación de que el eje de rotación del Sol está inclinado, lo que hace que la rotación de las manchas solares presente una variación estacional, un “bamboleo” en el giro de las mismas. Si bien los movimientos de las manchas se pueden atribuir al Sol o a la Tierra, pues geométricamente esto es equivalente, resulta que no es así físicamente, pues es necesario tener en cuenta las fuerzas que los producen. Si es la Tierra la que se mueve, Galileo indica que basta una explicación con movimientos inerciales: la Tierra en traslación, y el Sol en rotación. Por el contrario, si sólo se mueve el Sol, es necesario que éste esté realizando dos movimientos distintos a la vez, en torno también a dos ejes distintos, generados por motores sin ninguna plausabilidad física. Este argumento vuelve a ser una nueva prueba, junto a las fases de Venus, de carácter positivo y experimental que muestra el movimiento de la Tierra.


BRAHE


TICHO BRAHE fue el último de los grandes astrónomos observadores de la era previa a la invención del telescopio. El 24 de agosto de 1563, mientras estudiaba en Leipzig, ocurrió una conjunción de Júpiter y Saturno, suceso predicho por las tablas astronómicas existentes. Sin embargo, Tycho se dio cuenta de que todas las predicciones sobre la fecha de la conjunción estaban equivocadas en días o incluso meses. Este hecho tuvo una gran influencia sobre él. Brahe se percató de la necesidad de compilar nuevas y precisas observaciones planetarias que le permitieran realizar tablas más exactas.


Durante su carrera científica persiguió con ahínco este objetivo. Así desarrolló nuevos instrumentos astronómicos. Con ellos fue capaz de realizar un preciso catálogo estelar de más de 1000 estrellas cuyas posiciones midió con una precisión muy superior a la alcanzada hasta entonces (777 de ellas con una precisión muy elevada). Las mejores medidas de Tycho alcanzaban precisiones de medio minuto de arco. Estas medidas le permitieron mostrar que los cometas no eran fenómenos meteorológicos sino objetos más allá de la Tierra. Desde entonces sus instrumentos científicos se copiaron ampliamente en Europa.
Tycho fue el primer astrónomo en percibir la refracción de la luz, elaborar una completa tabla y corregir sus medidas astronómicas de este efecto.
Tras la muerte de Brahe las medidas sobre la posición de los planetas pasaron a posesión de Kepler, y las medidas del movimiento de Marte, en particular de su movimiento retrógrado, fueron esenciales para que pudiera formular las tres leyes que rigen el movimiento de los planetas. Posteriormente, estas leyes sirvieron de base a la Ley de la Gravitación Universal de Newton. 

SISTEMAS: BRAHE, PTOLOMEO Y COPÉRNICO

SISTEMA DE BRAHE


SISTEMA DE COPÉRNICO


SISTEMA DE PTOLOMEO


Podemos observar claramente en las imágenes que en los tres sistemas varían las ubicaciones del Sol, la Luna y el planeta Tierra. A continuación, un esquema realizado en clases:



REFLEXIÓN...
Einstein dijo "los trabajos de Kepler muestran que el conocimiento no puede derivarúnicamente de la experiencia. Es necesaria la comparación de lo que el espíritu ha concebido con lo que ha observado.."
Reflexionando, todo trabajo (en este caso realizado por Kepler) no da los frutos deseados y satisfactorios si no se acompañan la experiencia, el estudio y las observaciones con la intuición del investigador. Es decir, tiene que establecerse una unión entre todos estos aspectos para que la investigación pueda llevarse a cabo y tenga resultados positivos.